Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un https://kallumkznm200038.atualblog.com/45096715/el-cabezazo-de-zidane-análisis-emocional