Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con una maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en un tapiz https://marcbjxb591739.theisblog.com/38896717/la-provocación-que-detonó-el-cabezazo-de-zidane